Lo confieso, no soy futbolero, de niño ya era un juego que
me aburría y de joven prometo que intenté encontrar su intríngulis, su porqué
si, o su qué se yo, que seguramente lo tiene, no digo yo que no, por algo será que
despierta pasiones (a veces un pelín excesivas) en millones de hombres y
mujeres, pero que a mi me sigue resultando anestesiante y soporífero.
¡Que le voy a hacer! Si como en su día sentenció el matador
de toros El Gallo: “Tié q`haber gente pa`tó”.
Por el contrario, las obras arquitectónicas me apasionan,
puedo pasar largo rato mirando y admirando un edificio un puente o cualquier
otra obra, me apasionan sus formas, sus líneas curvas, rectas, convergentes, divergentes
etc.
Supongo que dentro de algunos años cuando sea un viejecito cascarrabias pasaré mi tiempo apoyado en mi bastón mirando obras.